En un artículo publicado por PLoS ONE, establece que la disolución matrimonial está omnipresente en las sociedades occidentales, planteando importantes problemas científicos y sociológicos en términos teóricos y terapéuticos. Los estudiosos y terapeutas están de acuerdo en la existencia de una especie de segunda ley de la termodinámica en las relaciones sentimentales, el esfuerzo es necesario para mantener las relaciones; el amor no es suficiente.
A partir de una versión simple de la segunda ley se utiliza la teoría de control óptimo como un novedoso enfoque para modelar la dinámica sentimental. El análisis es coherente con los datos sociológicos. Se demuestra que, cuando ambos compañeros tienen atributos emocionales similares, no hay una política de esfuerzo óptimo que permita una unión feliz duradera. Esta política es presa de la desestabilización estructural resultante de una combinación de dos factores: existe un déficit de esfuerzo debido a que el óptimo siempre implica molestias y hay una tendencia de menor esfuerzo a niveles no sostenibles debido a la inestabilidad de la dinámica.
Estos hechos matemáticos implicados en el modelo, desvelan un mecanismo subyacente que puede explicar la separación de la pareja en escenarios reales. Dentro de este marco, la aparente paradoja de que una unión coherente previene a durar para siempre, probablemente romperá; y aquí se explica como una consecuencia mecánica de la segunda ley.
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